Madre de centeno integral 200 g (la hice con Rincón del Segura), al 100%, mitad harina, mitad agua.
Harina blanca 1000 g (uso una Emilio Esteban que tiene bastante fuerza, pero tiñe de un crema bastante razonable y sabe bien).
Agua 730 g
Sal 17-20 g
Levadura 4-5 g de levadura fresca (sería poco más que un gramo de seca, un tercio de cucharada de postre)
Cuando la madre está lista y llena de burbujas, mezcla de ingredientes y amasado. Yo, por prisa y ganas de cenar con los amigos, amasé "de corrido" (o sea, 10 minutillos sin parar), casi nunca lo hago, siempre amaso siguiendo la "técnica Lepard" de amasados cortos y reposos.
Una vez amasada la masa (puse agua del grifo ligeramente templada), la dejé fermentar una hora a temperatura ambiente (o sea, rondando los 20º). Dividí la masa en dos y metí la mitad a la nevera en un tupper. La segunda mitad la formé, la dejé reposar unos minutos y la metí en un cesto de fermentación. En total estaría fuera de la nevera entre media y una hora más que su hermana gemela. La primera una horita, la segunda casi dos.
A la mañana siguiente (pasadas unas 12 horas en nevera), las saqué de la nevera y me fui a comer con Teba y Juantxo, me llevé ambas masas en el metro, de paseo por Cruces, Retuerto, etc. Al sacarlas de la nevera, habían crecido bastante, la que estaba en el cesto estaba a punto de caramelo. Tras un rato de charla panarra, horneé la del cesto (la que fermentó un poco más antes de la nevera). En total, calculo que entre sacarla de la nevera y el horno pasarían 2 horas o un poco más. Estaba muy bien de fermentación. La hornee (sin mucho cuidado) aproximadamente 45-50 minutos (se quedó corta de horno para la corteza). El horno de Teba tiene mucha personalidad ;)
Cuando llegué también saqué la segunda masa (la del tupper), la volqué sobre el mostrador para estirarla desgasándola levemente y formarla.
La metí al horno una vez que la primera estuvo lista. En total estaría fuera de la nevera casi unas 4 horas.
El resultado fueron unos panes muy muy agradables. Con mucho aroma en la corteza (y mucho dorado; me los comí casi enteros con la family, pude rescatar un par de rebanadas), y una miga muy atractiva.